domingo, 28 de abril de 2013

Mil maneras de vivir y una receta de paella de conejo.





Para hacer una paella se necesita azafrán, 750 gr de arroz, un paellero y el resto os lo diré poco a poco, en la misma manera que pasan algunos de los momentos más importantes en nuestra vida. Pero estar atentos, porque si el amor entra por la cocina ésta podría ser la más grande de las entradas o podría ser el mejor de todos los comienzos... 

Cuatro Alcachofas, dos tomates, caldo de carne, dos cebollas, un puñado de habas, aceite romero y mil  maneras de hacerla, tantas como las mil maneras de vivir que conozco y cada una mejor que la anterior, por eso siempre me sorprendo. Mil maneras de vivir y en común alguien que me dice lo que debería hacer en todas las situaciones, sólo que yo siempre voy un poco más lejos. Mil maneras y mil personas, pero ningún acierto con mi destino ni con lo que debo. Mil maneras de aceptar que a tu verdad le es indiferente la mía y de cuestionarme el por qué no termino de entenderlo, tener cuidado con la sal. Mil maneras de vivir y la peor sigue siendo la de no tener tus besos. 

Pochas la cebolla después de haber salpimentado y frito el conejo, todo a la cazuela, lo mueves hasta que notes un color uniforme... Y es que a veces sueño demasiado para lo poco que duermo. Y es que todo lo que pienso me invade tan desde adentro que no sé de que tengo miedo y cuando finalmente estamos juntos, me callo mis sueños, no te digo lo que pienso y comienzo a dudar que pueda tener sentido no amarte, justo cuando más deseo abrazarte, cuando creo que no me cansaría de mirarte, cuando tú crees que esto no va ninguna parte sin saber que ya estamos bastante lejos. Y cuando te alejas siento como detrás de ti se va mi vida, como termina el día y lo poco que queda para que se termine de cocer esta paella de conejo... Darle un poco más de tiempo, cocerla a fuego lento hasta que el arroz esté en su punto. Y es que de la vida aprendí que en cuestiones del corazón no hay nada escrito y que el amor toma su tiempo. Por eso si en mil intentos no te llega al corazón lo que digo, espero que al menos disfrutes de esta receta de  paella de conejo.

LPF.01f85.



viernes, 26 de abril de 2013

La leyenda de Al-Jumally.








Una antigua leyenda Árabe cuenta de un hombre que se enamoró perdidamente de una mujer. Sin lujos de detalles y tan sólo por abreviar no les voy a hablar de la fortuna que para ese hombre fue el haber contraído matrimonio con quien no tardó en descubrir era su alma gemela. Lo cierto es que era una mujer muy hermosa con un rostro cálido, ojos marrones y una boca tan bonita que cuando sonreía al atardecer pareciere que el sol se escondiese detrás de su sonrisa. El era un hombre paciente, generoso y no supe hasta el final de esta historia de su fuerza. Eran los dos muy jóvenes, eran felices y así hubieran podido continuar hasta el fin de sus días, si la vida no hubiere querido darle un giro tan brusco a los acontecimientos. 

Por circunstancias de la vida, esa mujer, la que tanto amaba contrajo la Viruela una enfermedad maligna, terrible que le dejo convaleciente y con el rostro y el resto de su cuerpo totalmente desfigurado borrando cualquier rastro de belleza del pasado. Él sólo podía pensar en lo doloroso que sería para su esposa el recuperar la conciencia y descubrir que ya no era la misma, que su belleza y juventud habían desaparecido de golpe y porrazo. Tanta pena y sufrimiento mutaron en un dolor de cabeza que aparentemente continuó atacando su sistema nervioso hasta dejarlo totalmente ciego y con los ojos cerrados. Durante los doce años que su esposa se mantuvo con vida el estuvo a su lado cada día y cuentan que cuando murió, el mismo día milagrosamente recuperó la visión. 

Sin embargo y a pesar de que nunca lo confesó, cuentan los que le conocen que nunca perdió la visión, que sólo lo hizo por ahorrarle el sufrimiento a su esposa de saber que él podía verla. Porque quería que ella se siguiera sintiendo hermosa a pesar de las circunstancias, porque la amaba tanto que ni la luz era más importante...

El dolor cuando no se convierte en verdugo, puede ser un gran maestro.
Foto tomada en Elche.


jueves, 18 de abril de 2013

Uno sólo de tus besos.




Uno sólo de tus besos,
para hidratar toda mi alma.
Para que de azul y nubes haya sido el camino andado,
para que la punta de la distancia que habita entre nosotros
no se clave en mi pecho.


Uno sólo de tus besos
y firmaré sobre el edificio más alto de esta ciudad.
"En la enfermedad y la salud, en la pobreza y la riqueza,
hasta que la muerte nos separe o el fin de los tiempos"

Sólo para que dios pueda verlo.

Y es que quiero hacer contigo lo que la primavera con los cerezos (Pablo Neruda.)
Porque te amo tanto...
...tanto que no sabría que hacer,
si la dicha de tenerte sólo durase un momento.

Uno sólo de tus besos,
y sabrás de que está hecha el alma mía
que a tientas pulula en la eternidad de tu ausencia,

en el regazo de tu silencio,
a la vigilia de un sueño que jura y no revienta,
porque tengo por ventura saberte más fiel que hermosa.

Uno sólo de tus besos,

y no habrá orador fantasioso ni palabra mágica,
no habrá teatro ni puesta en escena que pueda describir lo que siento.

Uno sólo de tus besos,
y mis huesudas penas, habrán muerto en silencio.





LPF.01f85.
Creative People.
Fotografía: Bill Cliff.

domingo, 14 de abril de 2013

Cuando vivir merece la pena.







Vivir merece la pena sólo cuando no te avergüenzas de ser quien eres, cuando le haces frente a lo que temes, cuando te desesperas y lloras, para sobreponerte después. Vivir merece la pena cuando comprendes que lo que más debería preocuparte no es la muerte, cuando comprendes que la mayoría de las cosas que consideras importantes, no lo son más que el amor o el aire. Vivir merece la pena cuando en vez de persignarte al ver un hombre sumido en sus desgracias eres capaz de tenderle una mano sin temor a contagiarte. 

Vivir merece la pena cuando eres libre de hacer lo que quieras y escoges hacer lo correcto por defecto, cuando buscas en el prójimo sus virtudes más que sus máculas, cuando comprendes que la vida no es un regalo aunque vivirla tampoco debería suponerte un esfuerzo. Vivir merece la pena cuando descubres en la maravilla de vivir tus propósitos e inconmensurables son tus esfuerzos por llegar hasta ellos. Merece la pena cuando dejas de inventarte excusas para no hacerlo, cuando descubres que la verdad jamás se pondrá de tu lado sólo porque grites o te lamentes, cuando aprendes a disfrutar de la soledad y el silencio.

Vivir merece la pena cuando comprendes de que siempre no se trata de ganar o perder, cuando a pesar de las circunstancias no  se renuncia a lo que se ama, cuando  al enfrentarte a tu quehacer diario no es una agotadora jornada lo que le resta pasión a lo que bien intencionadamente cualquier día hubiste de emprender. Vivir merece la pena cuando dejas de culpar a los demás por tus problemas,  cuando eres capaz de perdonarte a ti mismo, cuando disfrutas con plenitud de conciencia de todos tus estados sin arrepentimientos ni mayores penas. Y citando a "Abrahán Lincoln" Vivir merece la pena cuando comprendes que "Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años." y  sólo por eso lo que me resta quiero vivirlo contigo sin pretender encontrarle sentido... enamorado, maravillado, rompiendo las estadísticas de los que aseguran que nada es para siempre o que no hay amores para toda la vida. 


LPF.01f85
Obra: El árbol de la vida.
Artista Plástico: Gustave Klimt.

lunes, 8 de abril de 2013

Desde que te fuiste...






He coqueteado tanto con el dolor que he tenido días en los que me ha parecido morir.  Días en los que incluso el mismo dolor ha pretendido huir de mí con desesperación, al punto de con lágrimas pagar por cada uno de sus desafortunados intentos... Únicamente porque no soy perfecto, sin poder imaginar el dolor, lo que me reconforta el estar tan lejos de poder serlo. Puede que por eso no comparta mis penas y porque son tan pocas que a veces temo perderlas. Puede que no las comparta, porque  es muy posible que dentro de ellas se escondan muchos propósitos y sueños que ni a la primera ni en la segunda hubieron de encontrar un camino que los trajera hasta mí (de suerte hablando) o que me llevará a mí hasta ellos. Y aunque se mida en años luz la distancia entre nosotros, abandonarlos no entra en mis planes inmediatos ni en el de los próximos cien años. 

Y es que algo ha sucedido desde que te fuiste, muchas cosas han decidido cambiar desde que no estás y sólo coqueteo con el dolor cuando pienso que tengo que dejarte ir o cuando pareces no estar. Pero todavía puedo sonreír y es que muchas otras cosas permanecen igual y mientras a trozos y desde el cielo sigan cayendo las estrellas y yo pueda cerrar los ojos para pedir un deseo, lo que siento por ti no va a cambiar.

...y pienso en la suerte que tengo, aunque puede que los dos no pensemos igual. Pienso que las lágrimas como los besos son cosa de cualquiera, pienso que puede que no valga la pena nada de lo que escriba  y aunque puede no queden flores en mi jardín o que la felicidad no sea tan infinita como la dicha de tenerte, no dejaré de ilusionarme inventándome la más bella aparición, guardando tus silencios y desprecios en bolsillos rotos. Porque sin amor... sin amor nada es posible, porque tus desprecios no suman siete de nada ni pecados capitales ni maravillas del mundo ni días de la semana en que se me permita juzgarte o no quererte. Entonces, cómo no perdonarte si debo, si cabe. Cómo no amarte, si otra cosa ni olvidarte puedo...

LPF.01f85.

Oleo sobre lienzo.
Obra: Rememberíng Mrs Smith.
Artista plástico: Pat  Rocha.

jueves, 4 de abril de 2013